viernes, 30 de noviembre de 2007

"Hablar de Dios resulta peligroso". La conversión de Tatiana Goritcheva.

Nace en Leningrado (actual San Petersburgo) en Rusia, el 1947. Se licencia en Filosofía y estudia Radiotécnica. Tenía proyectada una excelente vida profesional, militante del partido comunista y agnóstica declarada, cuando a los 26 años se convierte al cristianismo... después de leer atentamente el Padrenuestro. Su vida, hasta entonces, oscilaba entre las reuniones del partido soviético y las clases en la Universidad: pero era una vida insatisfecha: ni las reuniones del partido ni los ejercicios de yoga, que practicaba con frecuencia, llenaban su espíritu.

Fue, a través del Padrenuestro y su repetición mental durante seis veces, cuando sintió que una fuerza especial invadía su espíritu. Era algo inexplicable desde las tesis comunistas y desde la propaganda del materialismo ateo. Comprendió, de repente, que Dios existe. Ella misma nos lo explica en sus memorias:

`En aquel instante comprendí y capté el misterio del cristianismo, la vida nueva y verdadera. ¡Esta era la redención efectiva y auténtica! En aquel momento, todo cambió en mi. El hombre viejo había muerto. No sólo puse fin a mis valoraciones y ideas anteriores sino también a las viejas costumbres´ (cf. "Hablar de Dios resulta peligroso", 1984).

Una vez convertida al cristianismo, se confiesa y busca consuelo en el Cristo vivo de su fe. Inicia, con algunas mujeres, el primer movimiento femenino de la Unión Soviética inspirado en los valores evangélicos. Su vida adquiere sentido en el trabajo hacia los otros y en la expresión de su fe en la Iglesia Ortodoxa rusa.

(...) Tatiana Goritcheva considera, desde su pensamiento teológico vivo, que la sociedad materialista es, por definición, ateizante. Excluye radicalmente el diálogo con Dios, con el Ser transcendente. Llena al hombre de criterios cientistas y pragmáticos, y consigue extender un odio terrible en el corazón de las personas.

La pensadora rusa comprende la necesidad del cambio. ¿Por qué resulta peligroso hablar de Dios? Hace falta el cambio en el tiempo: una mentalidad nueva para unos tiempos nuevos, donde el ser humano aparte el horizontalismo materialista y se enfrente, con autenticidad, a su interior transcendente y vertical".

Desde el vacío del mundo oficialmente ateo: Texto completo

jueves, 29 de noviembre de 2007

Federico Ozanam y el Dolor

F.V.D.
"No ama quien quiere, sino quien se entrega por amor, y el amor pasa por la Cruz"
Nacido en Milán el 23 de abril de 1813 y fallecido en Marsella el 8 de septiembre de 1853, de fe viva y profunda, fue una extraordinaria figura del laicado católico.

Esposo y padre de una hija, su corta vida estuvo llena de oración, acción y compromiso cristiano, atrayendo y congregando a jóvenes dispuestos a enfrentarse a quienes pretendían enseñarles en la escuela y en la universidad doctrinas anticristianas.

Sentó las bases del nuevo pensamiento social defendiendo la justicia en las relaciones laborales y humanas, condenando la esclavitud y rechazando las enormes diferencias entre ricos y pobres. Su obra tendió a sustituir la limosna por la justicia social.

En 1833 y con el único objetivo de evangelizar a través de una actuación personal con los necesitados, se crea la Conferencia de la Caridad. Poco después esta conferencia y otras que fueron surgiendo, bajo la protección de la Virgen y el patronazgo de San Vicente de Paúl, dan origen a las Conferencias de San Vicente de Paúl, institución laica al servicio de los pobres.

Es considerado uno de los precursores de la democracia cristiana, al haber usado en 1830, dicho concepto "He creído y creo aun, en la posibilidad de la Democracia Cristiana; más aún, no creo en otra cosa, tratándose de política". Ozanam hace un estudio profundo en relación con la Democracia y el Cristianismo ya que le preocupaba la indiferencia de los católicos para incorporarse a la lucha política (Hay que tomar en cuenta que para ese entonces lo democrático era visto como un sinónimo de anticlericalismo, de ateísmo militante y de seudo-liberalismo en Francia). Planteó que no solo la caridad era necesario sino que era urgente la institucionalidad, acompañada de un nuevo factor: La Democracia. A raíz de sus estudios Ozanam fundó un movimiento político el cual tuvo corta actuación debido al golpe de estado que llevó a Luis Napoleón al gobierno en 1851.
Murió muy joven, pero ciento cincuenta años más tarde siguen vivos sus planteamientos sociales y su testimonio evangélico. Su vida la podemos resumir en tres palabras: oración, trabajo y entrega, tres principios permanentes en la concepción del cristianismo que Ozanam supo vivir y transmitir.

El 22 de agosto de 1997 fue beatificado por Juan Pablo II en la catedral de Notre Dâme en Paris.


Ozanam y el dolor

«Uno se cansa de tanto relajamiento universal», dice Ozanam. Es verdad. Incluso la caridad se relaja.

¿De dónde procede este relajamiento universal? Del alejamiento del sacrificio. Bien dice monseñor Fulton Sheen que el hombre moderno quiere una religión sin calvario y un cura de buenos modales que no mencione el infierno ante los oídos de la gente bien criada.

Nos alejamos del dolor como de un leproso. Nos causa vértigo si no náuseas las palabras de Santa Teresa: «sufrir o morir». Pero lo cierto es que «Dios visita a quienes ama», lo dice bien claro El mismo, en el Apocalipsis «yo castigo a aquellos que amo».

«Dios quiere nuestra adhesión completa, por eso nos sujeta con los lazos más fuertes que existen en el corazón humano».

Para ir al Cielo hay que pagar el derecho de piso con la «resignación a todo», porque «las grandes aflicciones; cristianamente sobrellevadas, fortalecen el alma».

El dolor, «considerado desde arriba», es un rocío de gracia que hiere para purificar y purifica para santificar. ¿Dudamos? Es que nos falta esa nostalgia de santidad de almas heroicas.
Bien se ve porque «el discípulo no es mayor que el Maestro» que su destino el del cristianismo más que dominar, es combatir y sufrir. Por mi parte - continúa Ozanam- lejos de escandalizarme por eso, encuentro motivo de fortalecer mi fe, pues reconozco las promesas evangélicas; Nuestro Señor no nos predijo otra cosa. Sobre el Tabor sólo permaneció un instante y no tenemos imagen de su transfiguración, pero sobre la cruz estuvo un día entero y sobre todos nuestros altares vemos su humildad crucificada».

¿Cómo comprendemos esta verdad si no lloramos con el que llora, como exhorta San Pablo?

No ama quien quiere, sino quien se entrega por amor, y el amor pasa por la Cruz. Necesitamos amor al dolor y en el dolor propio o ajeno que sublimando nuestras obras deje ver el rostro de Dios.

martes, 27 de noviembre de 2007

Cercanos a la Navidad

Queridos amigos:


Nos encontramos en la cercanía de la Navidad, que es la fiesta de los regalos. Los regalos navideños nos recuerdan el regalo por excelencia, que el Hijo de Dios nos hizo de sí mismo en la Encarnación. Por eso, con ocasión de la Navidad oportunamente se hacen muchos regalos, que la gente se intercambia durante estos días.

Sin embargo, es importante no olvidar el Regalo principal, del que los demás regalos son solamente un símbolo. La Navidad es el día en que Dios se entregó a sí mismo a la humanidad y este regalo suyo, por decirlo así, llega a ser perfecto en la Eucaristía. Bajo la apariencia de un pedacito de pan es Jesús mismo quien se nos entrega y quiere entrar en nuestro corazón.

Jesús Eucaristía, encontrado en la liturgia y contemplado en la adoración, es como un "prisma" a través del cual se puede penetrar mejor en la realidad desde diversas perspectivas: ascética y mística, intelectual y especulativa, histórica y moral.

En la Eucaristía Cristo está realmente presente y la santa misa es memorial vivo de su Pascua. El santísimo Sacramento es el centro cualitativo del cosmos y de la historia. Por eso constituye un manantial inagotable de pensamiento y de acción para cualquiera que esté en búsqueda de la verdad y quiera cooperar con ella.


Por decirlo así, la Eucaristía es un "concentrado" de verdad y de amor. No sólo ilumina el conocimiento, sino también y sobre todo el actuar del hombre, su vivir "según la verdad en la caridad" (Ef 4, 15), como dice san Pablo, en el compromiso diario de actuar como Cristo mismo actuó. Así pues, la Eucaristía fomenta, en la persona que se alimenta de ella con asiduidad y con fe, una fecunda unidad entre contemplación y acción.

Queridos amigos, entremos en el misterio de la Navidad, ya cercana, a través de la "puerta" de la Eucaristía: en la cueva de Belén adoremos al mismo Señor que en el Sacramento eucarístico quiso hacerse nuestro alimento espiritual, para transformar el mundo desde dentro, partiendo del corazón del hombre.


¿No fueron los santos "conquistados" por el misterio eucarístico? En la Eucaristía experimentaron el amor de Dios, el mismo amor que en la Encarnación impulsó al Creador del mundo a hacerse pequeño, más aún, el más pequeño y el servidor de todos.

Queridos amigos, al prepararos para la santa Navidad, contemplad al Niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre (cf. Lc 2, 7. 12. 16).

Seguid el ejemplo de la Virgen María, la primera que contempló la humanidad del Verbo encarnado, la humanidad de la Sabiduría divina. En el Niño Jesús, con el que mantenía infinitos y silenciosos coloquios, reconocía el rostro humano de Dios, de forma que la misteriosa Sabiduría del Hijo se grabó en la mente y en el corazón de la Madre.

Por eso, María se convirtió en la "Sede de la Sabiduría".

Les deseo que, per Mariam, avancen cada vez más en la búsqueda de la verdad y del bien, a la luz de la Sabiduría divina. Este deseo lo dirijo de corazón a cada uno de vosotros, y lo acompaño con una bendición especial, que hago extensiva a todos vuestros seres queridos. ¡Feliz Navidad!

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
(Adaptación)

jueves, 22 de noviembre de 2007

La mano de Dios. La convenrsión de Bernard Nathanson, "el rey del aborto".

Para valorar adecuadamente la biografía, y su hito principal, la conversión, del que fue llamado "el rey del aborto", Bernard Nathanson, es necesario conocer algo de su ambiente familiar.

Su ambiente familiar:

Su padre, el doctor Joey Nathanson, de religión judía, fue un prestigioso médico especializado en ginecología a quien el ambiente escéptico y liberal de la Universidad hizo abdicar de su fe. Su matrimonio con Harriet Dover -la madre de Bernard-, también judía, resultó un fracaso. Antes de su boda, Joey había querido romper el compromiso pero su novia lo amenazó con suicidarse, provocando así el escándalo que sin duda, echaría por tierra la brillante carrera profesional de Joey. Se casaron. Al menos la dote de Harriet resultaba un estímulo para ceder. Pero Joey sólo consiguió que los Dover, con la intervención de un juez, entregasen la mitad de lo prometido. El ambiente del hogar era imposible, "había demasiada malicia, conflictos y revanchismo y odio en la casa donde yo crecí", dirá Bernard.

Su primer consentimiento de aborto:

Profesional y personalmente Bernard Nathanson siguió durante buena parte de su vida los pasos de su padre. Estudió medicina en la Universidad de McGill (Montreal), y en 1945 se enamoró de Ruth, una joven y guapa judía. Vivieron juntos los fines de semana, y hablaban de matrimonio... cuando Ruth quedó embarazada. Bernard escribió a su padre para consultar con él la posibilidad de contraer matrimonio. La respuesta fueron cinco billetes de 100 dólares junto con la recomendación de que eligiese entre abortar o ir a los Estados Unidos para casarse. Así que Bernard puso su carrera por delante y convenció a Ruth de que abortase.

"Lloramos los dos por el niño que íbamos a perder y por nuestro amor que sabíamos iba a quedar irreparablemente dañado con lo que íbamos a hacer". No la acompañó a la intervención. Ruth volvió sola a casa, en un taxi, con una fuerte hemorragia y estuvo a punto de morir. Le había practicado el aborto un incompetente. Se recuperó, milagrosamente, pero no tardaron en romper. "Este fue el primero de mis 75.000 encuentros con el aborto, me sirvió de excursión iniciadora al satánico mundo del aborto", confiesa el Dr. Nathanson.

Tras graduarse, Bernard inició su residencia en un hospital judío. Después pasó al Hospital de Mujeres de Nueva York donde sufrió personalmente la violencia del antisemitismo, y entró en contacto con el mundo del aborto clandestino. Por entonces ya había contraído matrimonio con una joven judía, tan superficial como él, según confesaría. Su unión no duró más que cuatro años y medio y acabó con un divorcio en México. Fue entonces cuando conoció a Larry Lader. A aquel médico sólo le obsesionaba una idea: ¡conseguir que la ley permitiese el aborto libre y barato! Para eso fundó la Liga de Acción Nacional por el Derecho al Aborto, en 1969, una asociación que intentaba culpabilizar a la Iglesia de cada muerte que se producía en los abortos clandestinos.

Dirige una clínica abortista:

Pero fue en 1971 cuando Nathanson se involucró más directamente en la práctica de abortos. Las primeras clínicas abortistas de Nueva York comenzaban a explotar el negocio de la muerte programada, y en muchos casos su personal carecía de licencia del Estado o de garantías mínimas de seguridad. Tal fue el caso de la dirigida por el Dr. Harvey. Las autoridades estaban a punto de cerrar esta clínica cuando alguien sugirió que Nathanson podría ocuparse de su dirección y funcionamiento. Se daba la paradoja increíble de que, mientras estuvo al frente de aquella clínica, en aquel lugar existía también un servicio de ginecología y obstetricia: es decir, se atendían partos normales al mismo tiempo que se practicaban abortos. Por otra parte, Nathanson desarrollaba una intensa actividad, dictando conferencias, celebrando encuentros con políticos y gobernantes de todo el país, presionándoles para lograr que fuese ampliada la ley del aborto.

"Yo estaba muy ocupado. Apenas veía a mi familia. Tenía un hijo de pocos años y una mujer, pero casi nunca estaba en casa. Lamento amargamente esos años, aunque sólo sea porque he fracasado en ver a mi hijo crecer. También era un paria en la profesión médica. Se me conocía como el rey del aborto". Nathanson realizó en este periodo más de 60.000 abortos. A finales de 1972, agotado, dimitió de su cargo en la clínica. "He abortado -dirá- a los hijos no nacidos de amigos, colegas, conocidos e incluso profesores".
El aborto de su hijo:

Llegó incluso a abortar a su propio hijo. "A mitad de los sesenta dejé encinta a una mujer que me quería mucho". (...) Ella quería seguir adelante con el embarazo pero él se negó. "Puesto que yo era uno de los expertos en el tema, yo mismo realizaría el aborto, le expliqué. Y así lo hice".



"El aborto es un crimen":

Pero, a partir de ahí, las cosas empezaron a cambiar. Dejó la clínica abortista y pasó a ser jefe de obstetricia del Hospital de St. Luke's. La nueva tecnología, el ultrasonido, hacía su aparición en el ámbito médico. El día en que Nathanson pudo observar el corazón del feto en los monitores electrónicos, comenzó a plantearse por vez primera "que es lo que estábamos haciendo verdaderamente en la clínica".

Decidió reconocer su error. En la revista médica The New England Journal of Medicine, escribió un artículo sobre su experiencia con los ultrasonidos, reconociendo que en el feto existía vida humana. Incluía declaraciones como la siguiente: "el aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral". Aquel artículo provocó una fuerte reacción. Nathanson y su familia recibieron incluso amenazas de muerte. Pero la evidencia de que no podía continuar practicando abortos se impuso. "Había llegado a la conclusión de que no había nunca razón alguna para abortar: el aborto es un crimen".

Poco tiempo después, un nuevo experimento con los ultrasonidos sirvió de material para un documental que llenó de admiración y horror al mundo. Se titula "El grito silencioso". Sucedió en 1984: "Le dije a un amigo que practicaba quince, o quizás veinte, abortos al día: Oye, Jay, hazme un favor. El próximo sábado coloca un aparato de ultrasonidos sobre la madre y grábame la intervención. Lo hizo y, cuando vio las cintas conmigo, quedó tan afectado que ya nunca más volvió a realizar un aborto. Las cintas eran asombrosas, aunque no de muy buena calidad. Seleccioné la mejor y empecé a proyectarla en mis encuentros provida por todo el país".

El primer paso hacia Cristo:

Quedaba aún el camino de vuelta a Dios. Una primera ayuda le vino de su admirado profesor universitario, el psiquiatra Karl Stern -señala Nathanson-. "Transmitía una serenidad y una seguridad indefinibles. Entonces yo no sabía que en 1943, tras largos años de meditación, lectura y estudio, se había convertido al catolicismo. Stern poseía un secreto que yo había buscado durante toda mi vida: "El secreto de la paz de Cristo".

El movimiento provida le había proporcionado el primer testimonio vivo de la fe y el amor de Dios. En 1989 asistió a una acción de Operación Rescate en los alrededores de una clínica. El ambiente de los que allí se manifestaban pacíficamente en favor de la vida de los aún no nacidos le había conmovido: estaban serenos, contentos, cantaban, rezaban... Los mismos medios de comunicación que cubrían el suceso y los policías que vigilaban, estaban asombrados de la actitud de esas personas. Nathanson quedó afectado "y, por primera vez en toda mi vida de adulto -dice-, empecé a considerar seriamente la noción de Dios, un Dios que había permitido que anduviera por todos los proverbiales circuitos del infierno, para enseñarme el camino de la redención y la misericordia a través de su gracia".

"Durante diez años, pasé por un periodo de transición". Sintió que el peso de sus abortos se hacia más gravoso y persistente: "Me despertaba cada día a las cuatro o cinco de la mañana, mirando a la oscuridad y esperando (pero sin rezar todavía) que se encendiera un mensaje declarándome inocente frente a un jurado invisible". Acaba leyendo Las Confesiones -que califica de "alimento de primera necesidad"-, era su libro más leído, porque "San Agustín hablaba del modo más completo de mi tormento existencial; pero yo no tenía una Santa Mónica que me enseñara el camino y estaba acosado por una negra desesperación que no remitía".

En esa situación no faltó la tentación del suicidio, pero, por fortuna, decidió buscar una solución distinta. Los remedios intentados fallaban. "Cuando escribo esto, ya he pasado por todo: alcohol, tranquilizantes, libros de autoestima, consejeros. Incluso me he permitido cuatro años de psicoanálisis".

El espíritu que animaba aquella manifestación provida enderezó su búsqueda. Empezó a conversar periódicamente con un sacerdote católico, Father John McCloskey. No le resultaba fácil creer, pero lo contrario, permanecer en el agnosticismo, llevaba al abismo. Progresivamente se descubría a sí mismo acompañado de Alguien a quien importaban cada uno de los segundos de su existencia: "Ya no estoy solo. Mi destino ha sido dar vueltas por el mundo a la búsqueda de ese Uno sin el cual estoy condenado, pero al que ahora me agarro desesperadamente, intentando no soltarme del borde de su manto".
Dia de la Inmaculada Concepción, 1996:

Por fin, el 9 de diciembre de 1996, a las 7.30 de un lunes, solemnidad de la Inmaculada Concepción, en la cripta de la Catedral de S. Patricio de Nueva York, el Dr. Nathanson se convertía en hijo de Dios. Entraba a formar parte del Cuerpo Místico de Cristo, su Iglesia. El Cardenal John O'Connor le administró los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
La victoria está asegurada con Cristo:

Un testigo expresa así ese momento: "Esta semana experimenté con una evidencia poderosa y fresca que el Salvador que nació hace 2.000 años en un establo continúa transformando el mundo. El pasado lunes fui invitado a un Bautismo. (...) Observé como Nathanson caminaba hacia el altar. ¡Qué momento! Al igual que en el primer siglo... un judío converso caminando en las catacumbas para encontrar a Cristo. Y su madrina era Joan Andrews. Las ironías abundan. Joan es una de las más sobresalientes y conocidas defensoras del movimiento provida... La escena me quemaba por dentro, porque justo encima del Cardenal O'Connor había una Cruz... Miré hacia la Cruz y me di cuenta de nuevo que lo que el Evangelio enseña es la verdad: la victoria está en Cristo".

Las palabras de Bernard Nathanson al final de la ceremonia, fueron escuetas y directas. "No puedo decir lo agradecido que estoy ni la deuda tan impagable que tengo con todos aquellos que han rezado por mí durante todos los años en los que me proclamaba públicamente ateo. Han rezado tozuda y amorosamente por mí. Estoy totalmente convencido de que sus oraciones han sido escuchadas. Lograron lágrimas para mis ojos".


Bernard Nathanson. La mano de Dios.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

SANTO TOMÁS MORO (1478-1535)

F.V.D.

DAME SEÑOR

Dame, Señor, un poco de sol,
algo de trabajo y un poco de alegría.
Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena
digestión y algo para digerir.

Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y
los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado
por esta cosa embarazosa que soy yo.


Dame, Señor, la dosis de humor suficiente
como para encontrar la felicidad en esta vida
y ser provechoso para los demás.

Que siempre haya en mis labios una canción,
una poesía o una historia para distraerme.
Enséñame a comprender los sufrimientos
y a no ver en ellos una maldición.

Concédeme tener buen sentido,
pues tengo mucha necesidad de él.

Señor, concédeme la gracia,
en este momento supremo de miedo y angustia,de recurrir al gran miedo
y a la asombrosa angustia que
tú experimentaste en el Monte de los Olivos
antes de tu pasión.

Haz que a fuerza de meditar tu agonía,
reciba el consuelo espiritual necesario
para provecho de mi alma.


Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado, apacible, caritativo, benévolo, dulce y compasivo.

Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos experimente el
gusto de tu Espíritu santo y bendito.

Dame, Señor, una fe plena,
una esperanza firme y una ardiente caridad.
Que yo no ame a nadie contra tu voluntad,
sino a todas las cosas en función de tu querer.
Rodéame de tu amor y de tu favor.

Santo Tomás Moro

lunes, 19 de noviembre de 2007

"Proclamad el Evangelio"

"Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio" (Mc 16,15)

Muy queridos jóvenes:

Anunciar a Cristo significa, sobre todo, ser sus testigos con la vida. Se trata de la forma de evangelización más simple y, al mismo tiempo, más eficaz para vosotros. Consiste en manifestar la presencia visible de Cristo en la propia existencia a través del compromiso cotidiano y la coherencia con el Evangelio en cada elección concreta. Hoy el mundo necesita testigos creíbles. Vosotros, queridos jóvenes, que tanto amáis la autenticidad en las personas y que casi instintivamente condenáis todo tipo de hipocresía, estáis dispuestos a ofrecer a Cristo un testimonio limpio y sincero. Testimoniad, por tanto, vuestra fe, también a través de vuestro compromiso en el mundo. El discípulo de Cristo nunca es un observador pasivo e indiferente frente a los acontecimientos. Al contrario, se siente responsable de la transformación de la realidad social, política, económica y cultural.

Además, anunciar significa también proclamar, llevar la Palabra de salvación a todos. Muchas personas rechazan a Dios por ignorancia. De hecho, todavía se conoce poco la fe cristiana, pero al mismo tiempo hay un profundo deseo de escuchar la palabra de Dios. Y la fe nace de la escucha. San Pablo escribe: "¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?" (Rm 10, 14). Anunciar la palabra de Dios, queridos jóvenes, no incumbe sólo a los sacerdotes o a los religiosos, sino también a vosotros. Debéis tener la valentía de hablar de Cristo en vuestras familias, en vuestro ambiente de estudio, de trabajo o de diversión, animados por el mismo fervor de los Apóstoles, cuando afirmaban: "Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hch 4, 20). ¡Tampoco vosotros podéis callar! Existen lugares y situaciones a los que sólo vosotros podéis llevar la semilla de la palabra de Dios.

No tengáis miedo de hablar de Cristo a quien todavía no lo conoce. Cristo es la verdadera respuesta, la más completa, a todas las preguntas que se refieren al hombre y a su destino. Sin él, el hombre es un enigma sin solución. Tened, por lo tanto, ¡la valentía de proponer a Cristo! Ciertamente, hay que hacerlo con el debido respeto a la libertad y conciencia de cada uno, pero hay que hacerlo (cf. Redemptoris missio, 39). Ayudar a un hermano o a una hermana a descubrir a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14, 6) es un verdadero acto de amor hacia el prójimo.

Hablar de Dios hoy no es fácil. Muchas veces se encuentra un muro de indiferencia, y también una cierta hostilidad. Cuántas veces tendréis la tentación de repetir con el profeta Jeremías: "¡Ah, Señor! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho" Pero Dios responde siempre: "No digas 'soy un muchacho', pues adondequiera que yo te envíe irás" (cf. Jr 1, 6-7). Por tanto, no os desalentéis, porque no estáis solos. El Señor nunca dejará de acompañaros, como prometió: "Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).


Mensaje de S.S. Juan Pablo II a los jovenes

en la VIIª J.M.J. (1992)

jueves, 15 de noviembre de 2007

Santo Tomas de Aquino

F.V.D.

"No hay lengua capaz de explicar las dulzuras de este Sacramento, pues en la Sagrada Comunión bebemos la dulzura en la propia fuente"


"La Eucaristía produce una transformación progresiva en el cristiano. Es el Sol de las familias y de las Comunidades"

martes, 13 de noviembre de 2007

Walter Elías Chango Rondeau (1921-1939)

F.V.D.

“La comunión es la vida del alma. Lejos de ella nuestra alma languidece y muere, incapaz de esfuerzo ni de mejoramiento”.


El 1 de noviembre de 1921, en la ciudad de Montevideo, nació Walter Elías Chango Rondeau. Sus padres fueron Pedro Chango y Teresa Rondeau. Creció en un hogar cristiano dignificado por el trabajo y la honradez.

“Un apóstol de la Eucaristía”. Desde niño se distinguió por su amor a la Eucaristía. Walter que tanto amaba a Jesús, no se contentaba con manifestarle su amor, sino que conducía a otros al encuentro con Cristo.

“Incompresible grandeza de la Eucaristía! El Dios eterno, infinito en toda perfección, oculta su grandeza bajo el velo aparente de una blanca hostia, para darse en alimento al hombre infinitamente indigno de recibir la suprema grandeza”
. (Jueves 18).

“Si el hombre no tuviera más pruebas de la Presencia Real que los efectos de una comunión bien hecha, con esa sola le bastaría”. (Jueves 18).

“El hombre tan presto en agradecer los mezquinos favores de las criaturas, cuan insensatamente ingrato se muestra para con Cristo que en un acto de generosidad infinita le da su propia carne en alimento”. (Viernes 19).

Durante la preparación al Congreso eucarístico de 1938 que se realizó en Montevideo, trabajó incansablemente. Pero Walter no solamente se quedaba en una mera propaganda sino que vivía ese momento como un apostolado, una ocasión para encontrarse con otros y compartir la fe. Walter sentía profundamente su vocación laical y la vivía con radicalidad y entrega.

"La misa es una acción, un acontecimiento visible, una realidad exterior, en la que debemos tomar parte y colaborar. La misa no es una representación o recuerdo, es una realidad presente."

"La misa del domingo debe influir, debe modificar toda nuestra vida durante la semana entera. Toda la semana debe estar centralizada, regida por la misa, que debe ser algo así como el sol que ilumine, que transforme toda aquella semana."

Diariamente rezaba el rosario, pero en sus últimos días cuando ya no era capaz de concentrarse en la oración repetía jaculatorias marianas mientras pasaba las cuentas.

Su amor por los pobres y los enfermos solía repetir: “lo que doy a los pobres a Cristo se lo doy”, y tenía la capacidad de ver en el prójimo al propio Jesucristo “que fácil nos sería un pequeño sacrificio de un gusto para poder darle a Cristo en sus pobres”.

Catequista a tiempo completo. Su primo y ahijado Enrique Rondeau afirma haber tenido el honor y privilegio de que el mismo Walter fue quien lo preparó para hacer la primera comunión. Y así lo dijo: “Era un catequista a tiempo completo, no solamente cuando nos encontrábamos para el momento específico de recibir el catecismo, sino que en todo momento y con naturalidad me trasmitía valores cristianos y me hablaba de Cristo”.

Su vida parroquial estaba marcada especialmente por dos actividades: la Acción católica y la congregación laical a la cual pertenecía dedicada a la Inmaculada Concepción y a San Estanislao de Kostka. En la parroquia - Basílica de Ntra. Del Carmen de la Aguada, se dirigía espiritualmente con el padre Atilio Nicoli quien posteriormente se convirtió en un propagador entusiasta de la conocida fama de santidad del Siervo de Dios. En el colegio Sagrada Familia, Walter era el encargado de juntar la limosna para las misiones, y mostraba mucha alegría y entusiasmo cuando la misma era abundante. El por su parte no escatimaba en generosidad.

Como estudiante Walter era el mejor alumno de su clase, pero no competía para alcanzar o mantener este puesto buscando premios o aplausos. Humildemente y hasta con cierta timidez se acercaba a recibir los numerosos premios que le eran concedidos. Llegó incluso a ganar la medalla de oro que en aquellos años concedía el colegio de la Sagrada Familia a los mejores estudiantes. Sus compañeros le recordaron siempre con simpatía y aprecio porque no veían en el a un estudiante soberbio que hiciera alarde de sus conocimientos sino que por el contrario a un compañero ejemplar, siempre dispuesto a dar una mano a quien se le acercaba pidiendo ayuda. Al finalizar sus estudios consiguió un empleo donde trabajo como oficinista. Si bien trabajo poco tiempo porque comenzaron pronto los síntomas de su enfermedad, dejó huellas imborrables por su compañerismo.

“No tenemos derecho a ser mediocres.”

“Deseo conquistar la santidad.”

“No basta que yo sea bueno, es necesario que trabaje para que sean buenos mis compañeros, no basta que yo sea honrado, también debo anhelar que sean honrados mis compañeros. El apostolado exige el sacrificio, nada grande, nada bueno se hace sin ningún sacrificio, el que es cristiano y oriental debe saber que no debe amar las vulgaridades sino lo que es bueno, excelente aunque deba sacrificarse hasta lo último.”

Al sentir cercana su muerte pidió la Santa Unción y luego de recibirla besó sus manos ungidas con extraordinario fervor. Pidió a sus padres la bendición y luego tomando su crucifijo los bendijo a ellos. La enfermedad avanzaba. Llamaba la atención su serenidad, su cristiana entereza frente al sufrimiento, su profunda paz interior, su fe inmensa y su alegría durante la enfermedad. Con total abandono a la voluntad de Dios decía:

“Estoy en manos de Dios. Sea lo que Él quiera.”

Siguió a Cristo por la vía del dolor, valientemente, sin mirar atrás. Un día estaba muy abatido porque a causa de sus frecuentes vómitos no podía comulgar. El padre Atilio Nicoli, su confesor y director espiritual, le habló del abandono de Jesús en la Cruz. Esta reflexión lo tranquilizó y tomando en sus manos un crucifijo se puso a contemplarlo profundamente. Poco después apretándolo entre sus manos exclamó: “Muero tranquilo”. Estas fueron sus últimas palabras. Walter que amaba a Cristo irradiaba a Cristo tanto en su vida como en el instante de su muerte.

“No somos de este mundo, somos de Dios y vamos a Dios.”

A las 19.00 horas del día 18 de noviembre de 1939 entregó su alma a Dios. Fue enterrado en el cementerio de la Teja. Sesenta años después, el 18 de noviembre de 1999 sus restos fueron trasladados a su Parroquia, la Basílica de Nuestra Señora del Carmen de la Aguada. Es visitado con respeto y devoción por muchos fieles, especialmente los días 18 de cada mes en que se celebra la Eucaristía por su eterno descanso. El padre Nicoli dejó escrito que aquellos que lo conocieron dijeron: “Ha muerto un santo”

lunes, 12 de noviembre de 2007

María y los Jóvenes

Mensaje de S. S. Juan Panlo II
Queridísimos jóvenes:
En el Evangelio, encontramos una frase en la que María se manifiesta realmente come Maestra. Es la frase que pronunció en las Bodas de Caná de Galilea. Después de haber dicho a su Hijo: «No tienen vino», dice a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga».

Encierran un mensaje muy importante, válido para todos los hombres de todos los tiempos. «Haced lo que Él os diga» significa: escuchad a Jesús, mi Hijo; actuad según su palabra y confiad en Él. Aprended a decir «Sí» al Señor en cada circunstancia de vuestra vida. Es un mensaje muy reconfortante, del cual todos tenemos necesidad.

«Haced lo que Él os diga». En estas palabras, María expresa sobre todo el secreto más profundo de su vida. En estas palabras, está toda Ella. Su vida, de hecho, ha sido un «Sí» profundo al Señor. Un «Sí» lleno de gozo y de confianza. María, llena de gracia, Virgen inmaculada, ha vivido toda su existencia, completamente disponible a Dios, perfectamente en acuerdo con su voluntad, incluso en los momentos más difíciles, que alcanzaron su punto culminante en el Monte Calvario, al pie de la Cruz. Nunca ha retirado su «Sí».

Podemos constatar que el mundo en el que vivimos atraviesa momentos de crisis. Una de las más peligrosas es la pérdida del sentido de la vida. Muchos de nuestros contemporáneos han perdido el verdadero sentido de la vida; buscan sucedáneos en un consumismo desenfrenado, en la droga, el alcohol y el erotismo. Buscan la felicidad, pero el resultado de esta búsqueda es una profunda tristeza, un vacío y, muy a menudo, la desesperación.

En esta situación, muchos jóvenes se plantean interrogantes fundamentales: ¿Cómo vivir mi vida de modo que no la arruine? ¿Sobre qué cimientos construir mi vida para que sea verdaderamente bien lograda? ¿Qué debo hacer para dar un sentido a mi vida? ¿Cómo debo comportarme en las situaciones complejas y difíciles que a veces se viven en mi familia, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, con los amigos?... Son interrogantes, a veces, dramáticos, que ciertamente, también hoy, muchos de vosotros se plantean.

«Haced lo que Él os diga». Esta breve frase es
el programa
de una vida que se apoya en
un fundamento
sólido que tiene como nombre: Jesús.


Vosotros todos, estoy seguro, queréis establecer vuestra vida sobre fundamentos sólidos, capaces de resistir las adversidades que no pueden faltar: queréis fundarla sobre la roca. Entonces, de frente a vosotros, esta María, la Virgen de Nazaret, la humilde sierva del Señor que os muestra a su Hijo diciendo: «Haced lo que Él os diga»; es decir, escuchad a Jesús, obedeced a Jesús, a sus mandamientos, confiad en Él. Éste es el único programa de vida para realizarse auténticamente y ser feliz. Ésta es la sola fuente que le da un sentido profundo a nuestra vida.

La fe y el amor no se reducen a palabras o a sentimientos vagos. Creer en Dios y amar a Dios significa vivir toda la vida con coherencia, a la luz del Evangelio. Creer en Dios y amar a Dios significa comprometerse a hacer siempre lo que Jesús nos dice en las Escrituras y lo que nos enseña el Magisterio de la Iglesia. Y esto no es fácil. ¡Sí! Muchas veces se necesita mucho coraje para ir contra la corriente de la moda o la mentalidad de este mundo. Pero, lo repito, ésta es la única vía para edificarse una vida bien lograda y plena.

Meditad sobre la vida de María. Aprended de ella a escuchar y a poner en práctica la Palabra de Dios (cfr. Jn 2,5), aprended de ella a permanecer cerca del Señor, aunque ello pueda costaros mucho (cfr. Jn 19,25).

Os deseo que vuestra meditación sobre el misterio de María os lleve también a rezarla con confianza en el Rosario. ¡Tratad de descubrir la belleza del Rosario! ¡Que esta oración os vaya acompañando cada día de vuestra vida!


Termino ahora este Mensaje saludándoos de todo corazón, jóvenes de todo el mundo.
Quiero que sepáis que os recuerdo a cada uno en mi oración.

Desde el Vaticano, 13 de diciembre de 1987, tercer Domingo de Adviento.
De la Tercera Jornada Mundial de la Jventud.

S.S. Juan Pablo II

domingo, 11 de noviembre de 2007

Dia Nacional de los enfermos

F.V.D.

San Camilo de Lelis

Encontró a Jesucristo en los enfermos pobres, a los que amaba y servía con todo su corazón. Su congregación cuidaba de los enfermos y contribuyó en el saneamiento de Roma y otras ciudades. Enseñaban como prevenir y cuidar las enfermedades. Consideraron la función de la dieta en la salud y enseñaron el sistema de organizar a los enfermos por pabellones. Todo movido por amor a Cristo.
Decálogo de los servidores de los enfermos

1-Honra la dignidad y sacralidad de mi persona, imagen de Cristo, por encima de mi fragilidad y limitaciones.

2-Sírveme con amor respetuoso y solícito: con todo tu corazón, con toda tu inteligencia, con todas tus fuerzas y con todo tu tiempo.

3-Cuídame como tú quisieras ser atendido, o como lo harías con la persona más querida que tengas en el mundo.

4-Sé voz de los sin voz: hazte defensor de mis derechos, para que sean reconocidos y respetados.
5-Evita toda negligencia que pueda poner en peligro mi vida o prolongar mi enfermedad.
6-No frustres mi esperanza con tu afán e impaciencia, con tu falta de delicadeza y competencia.
7-Soy un todo, un ser integral: sírveme así. No me reduzcas a un número o a una historia clínica, y no te limites a una relación puramente funcional.

8-Conserva limpios tu corazón y tu profesión: no permitas que la ambición y la sed de dinero los manchen.

9-Preocúpate por mi pronta mejoría; no olvides que he venido al hospital para salir recuperado lo antes posible.

10-Comparte mis angustias y sufrimientos: aunque no puedas quitarme el dolor, acompáñame. Me hace falta tu gesto humano y gratuito que me hace sentir alguien y no algo, o un caso interesante.

Y... cuando hayas hecho todo lo que tienes que hacer, cuando hayas sido todo lo que debes ser..., no olvides darme las gracias.

(Deducido del pensamiento y actuación de Camilo).

sábado, 10 de noviembre de 2007

Segunda Jornada Mundial de la Juventud

“Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene

y hemos creído en él.” (1 Jn. 4,16)

En Buenos Aires, tendré el gran gozo de encontrarme no sólo con la juventud argentina, sino también con muchos jóvenes. Nos sentiremos unidos también con todos aquellos que buscan a Dios con corazón sincero y desean dedicar sus energías juveniles a la construcción de una nueva sociedad más justa y fraterna.

No deja de ser significativo que, esta vez, la Jornada tenga su lugar central de celebración en tierras latinoamericanas, pobladas mayoritariamente por jóvenes, que son los animadores y futuros protagonistas del llamado “continente de la esperanza”.

El hombre no puede vivir sin amor. Su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Y cuánto más podría destacarse dicha realidad para la vida de los jóvenes, en esta fase de especial responsabilidad y esperanza, del crecimiento de la persona, de definición de los grandes significados, ideales y proyectos de vida, de ansia de verdad y de caminos de auténtica felicidad. Es entonces cuando más se experimenta la necesidad de sentirse reconocido, sostenido, escuchado y amado.

Vosotros sabéis bien, desde lo profundo de vuestros corazones, que son efímeras y sólo dejan vacío en el alma las satisfacciones que ofrece un hedonismo superficial; que es ilusorio encerrarse en la caparazón del propio egoísmo; que toda indiferencia y escepticismo contradicen las nobles ansias de amor sin fronteras; que las tentaciones de la violencia y de las ideologías que niegan a Dios llevan sólo a callejones sin salida.

Puesto que el hombre no puede vivir ni ser comprendido sin amor, quiero invitaros a todos a crecer en humanidad, a poner como prioridad absoluta los valores del espíritu, a transformaros en “hombres nuevos”, reconociendo y aceptando cada vez más la presencia de Dios en vuestras vidas, la presencia de un Dios que es Amor; un Padre que nos ama a cada uno desde toda la eternidad, que nos ha creado por amor y que tanto nos ha amado hasta entregar a su Hijo Unigénito para perdonar nuestros pecados. El amor de Dios nos transforma y nos salva.

El mundo espera con ansia nuestro testimonio de amor. Un testimonio nacido de una profunda convicción personal y de un sincero acto de amor y de fe en Cristo Resucitado. Esto significa conocer el amor y crecer en él.

Experimentaréis el entusiasmo y la alegría del amor de Dios que os convoca a la unidad y a la solidaridad. Dicha llamada no excluye a nadie. Al contrario, es una convocatoria sin fronteras que abraza a todos los jóvenes sin distinción, que fortalece y renueva los vínculos que unen a la juventud. En esta circunstancia han de hacerse particularmente vivos y operantes los lazos con aquellos jóvenes que sufren las consecuencias del desempleo, que viven en la pobreza o la soledad, que se sienten marginados o llevan la pesada cruz de la enfermedad.


En Cristo se nos ha revelado plenamente el amor de Dios y la sublime dignidad del hombre. Que Jesús sea la “piedra angular” de vuestras vidas y de la nueva civilización que en solidaridad generosa y compartida habréis de construir. No puede haber auténtico crecimiento humano en la paz y en la justicia, en la verdad y en la libertad, si Cristo no se hace presente con su fuerza salvadora.

La construcción de una civilización del amor requiere temples recios y perseverantes, dispuestos al sacrificio e ilusionados en abrir nuevos caminos de convivencia humana, superando divisiones y materialismos opuestos. Es ésta una responsabilidad de los jóvenes de hoy que serán los hombres y mujeres del mañana, en los albores ya del tercer milenio cristiano.

Que vuestro itinerario esté jalonado de oración, estudio, diálogo, deseos de conversión y mejora.

Conozco, desde mi primera visita a la Argentina en 1982, tan cargada de dolor y de esperanza, vuestro compromiso por la edificación de la paz en la justicia y en la verdad.

Queridos jóvenes, amigos: sed testigos del amor de Dios, sembradores de esperanza y constructores de paz.

En nombre del Señor Jesús os bendigo con todo mi afecto.


Vaticano, 30 de noviembre de 1986.


Primer Domingo de Adviento

IOANNES PAULUS PP. II

viernes, 9 de noviembre de 2007

Frases de San Juan de la Cruz

F.V.D.

"El alma que esta enamorada de Dios es una alma gentil, humilde y paciente"

"El amor no consiste en grandes cosas, sino en tener grande desnudez y padecer por el Amado"

"En el ocaso de nuestras vidas seremos juzgado en el amor"


"No pienses que el agradar a Dios esta tanto en obrar mucho como en obrarlo con buena voluntad, sin propiedad y respetos"

"El cielo es firme y no está sujeto a generación, y las almas que son de naturaleza celestial son firmes, no están sujetas a engendrar apetitos ni otra cualquier cosa, por que se parecen a Dios en su manera, que no se mueve para siempre"

"El árbol húmedo invadido por el fuego: primero humo, luego crepita; después llama; finalmente brasa"

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Primera Jornada Mundial de la Juventud

El misterio pascual revela del modo más profundo a Dios: Dios que es Amor: Dios que “tanto amó al mundo, que le dio su unigénito Hijo”(Jn 3, 16).

Efectivamente, en su tierra natal, Jesús había conseguido ya llegar con la Buena Nueva a mucha gente, a muchos hijos a hijas de Israel, a los ancianos y a los jóvenes, a las mujeres y a los niños. Y enseñaba actuando: haciendo el bien. Revelaba a Dios como Padre. Lo manifestaba con las obras y la palabra. Haciendo el bien a todos, de modo particular a los pobres y a los que sufren...

Mediante la cruz y la resurrección, mediante el misterio pascual, Cristo dirige a cada uno de nosotros la llamada: “Sígueme”.

El Evangelio ha de convertirse en respuesta a los interrogantes más fundamentales del hombre.

Todas las expectaciones del hombre, cargado con la herencia del pecado, han sido completamente superadas en la Resurrección de Cristo Jesús.

En Jesucristo Dios entró definitivamente en la historia del hombre. Vosotros jóvenes, debéis encontrarlo con urgencia. Debes encontrarlo constantemente.

“La Jornada de la Juventud” significa precisamente esto: salir al encuentro de Dios, que entró en la historia del hombre mediante el misterio pascual de Jesucristo. Entró en ella de manera irreversible.

Y quiere encontraros antes a vosotros, jóvenes. Y a cada uno quiere decir: “Sígueme”.

"Sígueme. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Amén.

S.S. JUAN PABLO II


Domingo 23 de marzo de 1986

lunes, 5 de noviembre de 2007

IVÁN MERZ (1896-1928)

F.V.D.

"Sacrificio, Eucaristía y apostolado"

Nació en Banja Luka el 16 de diciembre de 1896, en la Bosnia ocupada por el imperio austro-húngaro, en una familia liberal; fue bautizado el 2 de febrero de 1897. En el ambiente multi-étnico y multi-religioso de su ciudad natal realizó sus estudios de primaria y secundaria, que terminó cuando en Sarajevo era asesinado el príncipe heredero Francisco Fernando (28 de junio de 1914). Por voluntad de sus padres, y no suya, entró en la Academia militar de Wiener Noustadt, que abandonó después de tres meses, molesto por la corrupción del ambiente. En 1915 inició los estudios en la universidad de Viena, aspirando a ser profesor, para poder dedicarse a la instrucción y educación de los jóvenes en Bosnia, siguiendo el ejemplo de su profesor Ljubomir Marakovic, hacia el que sentía una profunda gratitud por haberle ayudado a descubrir las riquezas del catolicismo.

En marzo de 1916 tuvo que enrolarse en el ejército. Fue enviado al frente italiano, donde pasó la mayor parte de los años 1917 y 1918. Al concluir la primera guerra mundial se encontraba en Banja Luka, donde vivió el cambio político y el nacimiento del nuevo Estado yugoslavo. La experiencia de la guerra le hizo madurar espiritualmente, pues, impresionado por los horrores de los que fue testigo, poniéndose en las manos de Dios, se propuso tender con todas sus fuerzas a la perfección cristiana.

Se puede seguir su desarrollo espiritual gracias a su diario íntimo, que comenzó a escribir durante sus estudios de secundaria y prosiguió en el ejército, en el frente y durante los estudios universitarios. En él se aprecia que su santidad no fue fácil, que tuvo que luchar mucho por su ideal.Lo atormentaba el problema del amor y luego el del dolor y la muerte, que resolvía a la luz de la fe.

"No tengo la santa Eucaristía -escribe el 9 de septiembre de 1917-. Vivo aquí como un pagano o una fiera, como si el Agnus no fuera ya el centro del cosmos, como si no existiera para nada. Dios Consolador, ven a compenetrar mi naturaleza con átomos de eternidad, para que, más semejante a ti, comprenda el curso de mi existencia".

El 5 de febrero de 1918, estando en el frente de batalla, escribió en su diario: "Nunca olvidarse de Dios. Desear siempre unirse a él. Cada día, preferentemente al alba, dedicarse a la meditación, a la oración, tal vez cerca de la Eucaristía o durante la santa misa. En esos momentos se han de hacer los proyectos para la jornada que comienza, se examinan los propios defectos, y se pide la gracia para superar todas las debilidades. Sería terrible que esta guerra no me produjera ningún efecto positivo... Debo comenzar una vida regenerada con el espíritu del nuevo conocimiento del catolicismo. Confío sólo en la ayuda del Señor, porque el hombre no puede hacer nada por sí mismo".

Después de la primera guerra mundial prosiguió sus estudios de filosofía en Viena (1919-1920); luego se trasladó a París, donde estudió en la Sorbona y el Instituto Católico (1920-1922). Con su tesis sobre "la influencia de la liturgia en los escritores franceses desde Chateaubriand hasta nuestros días", obtuvo el doctorado en filosofía en la universidad de Zagreb (1923). Durante el resto de su breve vida fue profesor de lengua y literatura francesa y alemana en el Instituto arzobispal de Zagreb, realizando con entrega ejemplar sus deberes de estado.

Colaboró como apóstol de los jóvenes, primero en la Liga de los jóvenes católicos croatas, y luego en la Liga croata de las Águilas, que impulsó y con la que inauguró en Croacia la Acción católica promovida por el Papa Pío XI. Según él, la Organización debía contribuir ante todo a formar una élite de apóstoles de la santidad. Con ese fin debía servir también para la renovación litúrgica, de la que fue uno de los primeros promotores en Croacia, anticipando cuatro décadas las directrices del concilio ecuménico Vaticano II en esa materia.

En su trabajo no le faltaron incomprensiones y dificultades de diversos tipos, que afrontaba con una serenidad admirable, fruto de su continua unión con Dios en la oración. En opinión de quienes lo conocían bien, "con su mente y su corazón se hallaba inmerso en lo sobrenatural".

Convencido de que el medio más eficaz para la salvación de las almas es el sufrimiento ofrecido al Señor, ofrecía sus penas físicas y morales para obtener la bendición de sus actividades apostólicas, y, ya cerca de su muerte, ofreció también su joven vida por sus Águilas. Murió en Zagreb el 10 de mayo de 1928, a los 32 años de edad, con fama de santidad.


“El beato Iván puso en el centro de su estudio, de su enseñanza y de su apostolado el misterio pascual que se celebra en la liturgia, fuente y culmen de la vida de la Iglesia. Acoged en vuestra vida la cruz gloriosa de Cristo. A ejemplo del beato Iván sed los testigos de la belleza del culto cristiano y expresad en la vida cuanto habéis recibido en la fe. Que en vuestra peregrinación hacia el reino la cruz sea siempre para vosotros luz y guía. Marchad con la alegría del Señor”


Juan Pablo II Banja Luka Domingo 22 de junio de 2003

ADORACION EUCARISTICA 8 DE NOVIEMBRE

F.V.D.
“El Maestro está ahí y te llama” (Jn 11, 28)



Jueves 8 de Noviembre

20 hs

Colegio San Pablo
(esq. de Melo y Larrea)

viernes, 2 de noviembre de 2007

Enrique Shaw (1921-1962)

F.V.D.

“Para convertir al mundo no hay sino un proceder: ser un santo”

“Debo poner en la más insignificante de mis acciones el mismo amor que yo pondría en el acto de ser llevado al martirio”


Fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas e impulsó el crecimiento humano de su personal desde la Doctrina de la Iglesia.

Está en marcha en Argentina la Causa de Beatificación del Siervo de Dios Enrique Ernesto Shaw (1921-1962), un empresario que estuvo casado, tuvo 9 hijos y vivió 41 años de vida entregada fielmente a Cristo desde un firme compromiso con la Iglesia. Esa implicación se manifestó de manera pública en las empresas que dirigió, ya que impulsó el crecimiento humano de sus trabajadores inspirándose en la propia Doctrina Social de la Iglesia. Entre otras obras, fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), entidad que forma parte de la Unión Internacional de Empresarios (UNIAPAC), y escribió numerosos libros, folletos y conferencias. Además, también formó parte de varios movimientos eclesiales en el país sudamericano.

Hijo de padres argentinos, Sara Tornquist y Alejandro Shaw, Enrique nació en París el 26 de Febrero de 1921. En el año 1923, su familia regresó al país de origen. Su madre falleció cuando Enrique tenía 4 años, pero su esposo cumplió el deseo póstumo de Sara y confió su formación religiosa a un sacerdote de la congregación de los sacramentinos. En el Colegio de La Salle de Buenos Aires, fue un alumno sobresaliente. Pero lo que más distinguía a Enrique era su profunda fe religiosa: comulgaba diariamente y era miembro directivo de la Congregación Mariana.

Intelectual incansable:

A principios de 1936, después de cumplir 14 años, mostró su deseo de ingresar en la Escuela Naval Militar, a pesar a la oposición de su padre. Fue principalmente en los rigurosos mares del Sur donde, en ese momento, ejerció una comprometida labor apostólica, dando un fuerte testimonio de fe. Figuró entre los tres mejores promedios de su clase y fue el más joven de los graduados hasta entonces en la institución. Enrique fue siempre muy buen lector y buscaba ansiosamente responder a sus inquietudes. Autodidacta desde muy joven, a los 16 años comenzó a leer libros de economía, política, filosofía, historia y ciencia. Pero en ninguno de estos libros encontró la respuesta que él necesitaba. Una tarde del verano de 1939, en un folleto sobre Doctrina Social de la Iglesia, finalmente encontró lo que estaba buscando. Él siempre llamó a eso su "conversión".

Matrimonio y de la Marina a la empresa:

Entre las amigas con las que salía y a las que visitaba durante sus licencias en Buenos Aires, había una que le llamaba especialmente la atención: Cecilia Bunge. Con ella se casó en 1943 y tuvo 9 hijos. En 1945, fue enviado por la Marina a la Universidad Estatal de Chicago (Estados Unidos) para estudiar meteorología. Pero fue en ese año, cuando ya su familia estaba constituida y creciendo, cuando se produjo un cambio notable en el rumbo de su vida: Enrique vio que Dios le pedía un apostolado específico. En un principio creyó que debía hacerse obrero, pero un sacerdote lo persuadió para que llevase el evangelio al mundo empresario al cual pertenecía su familia.

Entonces renunció a la Marina y, de regreso a Argentina, se inició como ejecutivo de las Cristalerías Rigolleau. En poco tiempo llegó a ser gerente general y a conformar distintos directorios de otras empresas. Durante esos años, fue formando una espiritualidad propia relacionada con su vocación de empresario cristiano:

"Como empresario, sembrar esperanza, ver la realidad, renunciar al beneficio aparente del momento, ser un puente entre quienes conocen el problema y el sumergido que piensa en su problema inmediato".

Se incorporó a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano.

Empresas cristianas:

En 1946 el Episcopado le encargó organizar con otros empresarios la ayuda a la Europa de posguerra, y en ese momento intentó crear una entidad para que los empresarios "sean más cristianos". Gracias al estímulo del canónigo Cardijn, concretó su aspiración y, en 1952, fundó la ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa), de la cual fue su primer presidente. Desplegó así una intensa acción evangelizadora dirigida a la clase empresaria tanto del país como de América Latina, donde extendió el movimiento empresarial de la UNIAPAC, nacida en Europa pocos años antes.

"Que en la empresa –escribió– haya una comunidad humana; que los trabajadores participen en la producción y, por lo tanto, dé al obrero el sentido de pertenencia a una empresa; que le ayude a adquirir el sentido de sus deberes hacia la colectividad, el gusto por su trabajo y de la vida, porque ser patrón no es un privilegio, sino una función".

La enfermedad y unión con Dios:

En 1957, se le descubrió un cáncer. A partir de entonces, inició una tenaz lucha contra la enfermedad. Sin embargo, eso no le impidió mantener una intensa actividad participando en congresos, dictando conferencias, editando publicaciones, elaborando su diario y manuscritos. En estos últimos, ya empezó a despuntar el perfil de un hombre que fue uniéndose cada vez más a Cristo:

"No basta con hacer las cosas bien, o tal vez muy bien. Es necesario estar totalmente entregado a Cristo, pensar si cada acto está de acuerdo con las intenciones del Corazón de Cristo".

Despedida y muerte:

En 1958 integró el primer Consejo de Administración de la Universidad Católica Argentina. Participó en la fundación de Cáritas y del Serra Club. También llegó a ser presidente de los Hombres de Acción Católica. Organizó una librería a la que llamó "Casa del Libro", una iniciativa apostólica para difundir temas de espiritualidad, de la Doctrina Social de la Iglesia y de otras cuestiones éticas y culturales. Su frágil salud empeoró en 1962, aunque mantuvo viva hasta el final su labor como dirigente. Pocas semanas antes de morir, en una reunión con el personal de la empresa, dio las gracias a todos, especialmente a los obreros, los que habían donado sangre para sus intervenciones quirúrgicas. Viajó incluso a Lourdes a petición de los suyos, para pedir el milagro de su curación, pero también ofreció su vida por familiares y amigos. Falleció el 27 de Agosto de 1962, a los 41 años, tras dolorosos sufrimientos que afrontó con entereza, coraje y una profundidad cristiana conmovedora. Actualmente la ACDE es la principal entidad promotora de su causa de beatificación, que está en la etapa diocesana.

“Es necesario divulgar la verdadera dignidad, el sentido y el gran valor sobrenatural del trabajo. Antes del cristianismo, esto era propio de esclavos. Pero Jesús quiso nacer de una familia de artesanos y ser trabajador él mismo”.

“¿Qué espera Cristo de mí? Que lo descubra escondido en el prójimo, a través de las necesidades y las limitaciones. La presencia de Cristo es siempre fecunda”.

" Dios se ha complacido en rodearme siempre de amor..."

F.V.D.

"cuando sabe y se siente tan amado por Dios, la respuesta que debemos darle es nuestra ofrenda, nuestro servicio. La Santidad implica sacrificio, el sufrimiento del olvido de sí mismo, sabiendo y confiando en que cuanto más nos ocupamos nosotros de los demás, más se ocupa Dios de nosotros."


Santa Teresita de Lisieux

Flandria

F.V.D.

Julio Steverlynck, fundador de la Algodonera Flandria, era belga; emigró a nuestro país, donde tuvo realizó una importante labor empresaria.

"A comienzos de los años veinte, la firma Stablissements Steverlynck exportaba telas hacia la Argentina desde sus fábricas de Bélgica. Cuando en 1923 el gobierno argentino, dando el primer impulso de lo que hoy conocemos como industrialización sustitutiva, arancela los tejidos importados y favorece la introducción de maquinarias, la empresa belga abre una filial en el país".

"Como era corriente por aquellos días, los Steverlynck eligieron a uno de sus hijos, Julio, para que se hiciera cargo de la nueva empresa: Algodonera Flandria".

"Moldeado en el capitalismo belga, que por esos días estaba más cerca de un feudalismo campesino que del industrialismo humeante de las chimeneas de Manchester, don Julio más que una fábrica quiso construir ‘una comunidad relativamente aislada de las áreas urbanas en donde predominaran las relaciones de cooperación entre patronos y obreros y donde se evitaran las consecuencias negativas que habían acompañado el desarrollo de la industria en los países con capitalismo más avanzado’, contó a La Nación Mariela Ceva, docente e historiadora de la Universidad de Luján. También, seguramente, alejada del fantasma rojo que había vivido en Europa".

"Quiso desarrollar una empresa paternalista inspirada en los principios del catolicismo social, buscando poner en práctica las bases que el Papa León XIII plasmó en la encíclica Rerum Novarum. También en la Quadragésimo Anno".


"Con todo ello llegó Steverlynck a Jáuregui en 1928. Venía de un país que había tenido fuertes crisis de identidad (Bélgica fue parte de Francia hasta 1815 y, entre dicha fecha y 1830, formó parte de los Países Bajos), por lo tanto sabía que lograr un sentido de pertenencia entre los trabajadores de Flandria era algo primordial. ¿Cómo hacerlo?"

"Una forma fue la segregación residencial. Así, se lanzó a levantar el pueblo-fábrica en Jáuregui, donde sólo había un viejo molino y la estación de tren. Otra fue aplicar el molde que él tenía bien arraigado: el paternalismo.

"Por cierto, en la Argentina de finales de los veinte, encontrar un obrero textil calificado era tarea de cíclopes. Así, Steverlynck le abrió las puertas de la fábrica a gran cantidad de inmigrantes españoles e italianos. Toda gente que había dejado sus raíces. Gente que venía a ‘hacer la América’. Mejor, ¿por qué no?: a hacer la Flandria... Pero, como la gente trabajando se hace, de los telares no sólo salieron telas, como se verá, también salieron ‘hombres de Flandria’ ".

"La política social fue otra de las formas elegidas por Steverlynck para que ese villorrio se conviertiera en el pueblo que llegó a ser en los sesenta, donde 2000 de los 10000 habitantes trabajaban en Flandria. Ceva, que lo sabe bien ya que no sólo vive en Jáuregui, sino que además su padre entró en la fábrica en sus comienzos, cuenta que dicha política consistía en el pago de salarios altos y el reconocimiento de una serie de derechos sociales –como las ocho horas diarias, el salario familiar o la licencia por casamiento y maternidad. Todo antes de que se legislara sobre ellos. Pero, sin duda, el mayor beneficio que se ofrecía a los trabajadores era la posibilidad de acceder a una vivienda propia".

"Pero la identidad no sólo nace del paternalismo, el trabajo y las mejoras sociales. Hacían falta símbolos, instituciones. Entre 1930 y 1945, Steverlynck fundó dos parroquias, una cooperativa obrera, un colegio, una biblioteca, un teatro, un club de ciclismo y un club náutico. En 1941, los trabajadores crearon el club de fútbol Villa Flandria".

" La Algodonera Flandria, "Tras la quiebra, cerró sus puertas definitivamente en 1996".

jueves, 1 de noviembre de 2007

El amor

F.V.D.


"No basta con que digamos: Yo amo a Dios pero no amo a mi prójimo. San Juan dice que somos mentirosos si afirmamos que amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo. Es muy importante para nosotros darse cuenta de que el amor para que sea auténtico tiene que doler."


Madre Teresa, al recibir el Premio Nobel de la Paz, 1979.

La mayor enfermedad

F.V.D.



"La mayor enfermedad hoy día

no es la lepra ni la tuberculosis

sino mas bien el sentirse no querido,

no cuidado y abandonado por todos.

El mayor mal es la falta de amor y caridad,

la terrible indiferencia hacia nuestro vecino

que vive al lado de la calle,

asaltado por la explotación,

corrupción, pobreza y enfermedad."


Madre Teresa de Calcuta

A los jóvenes, de Juan Pablo II

F.V.D.

«La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros» (Jn 1,14)


"Jóvenes de todos los continentes, ¡no tengáis miedo de ser los santos del nuevo milenio! Sed contemplativos y amantes de la oración, coherentes con vuestra fe y generosos en el servicio a los hermanos, miembros activos de la Iglesia y constructores de paz. Para realizar este comprometido proyecto de vida, permaneced a la escucha de la Palabra, sacad fuerza de los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía y de la Penitencia. El Señor os quiere apóstoles intrépidos de su Evangelio y constructores de la nueva humanidad. Pero ¿cómo podréis afirmar que creéis en Dios hecho hombre si no os pronunciáis contra todo lo que degrada la persona humana y la familia? Si creéis que Cristo ha revelado el amor del Padre hacia toda criatura, no podéis eludir el esfuerzo para contribuir a la construcción de un nuevo mundo, fundado sobre la fuerza del amor y del perdón, sobre la lucha contra la injusticia y toda miseria física, moral, espiritual, sobre la orientación de la política, de la economía, de la cultura y de la tecnología al servicio del hombre y de su desarrollo integral."

Mensaje del Santo Padre a los jóvenes y a las jóvenes del mundo con ocasión de la XV Jornada Mundial de la Juventud, (fragmento).
Desde el Vaticano, 29 de junio de 1999, Solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo

Joannes Paulus P.P. II