domingo, 28 de junio de 2009

Dice Jesús al alma cristiana:

Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con calma: Jesús, en Vos confío.

Evita las preocupaciones y angustias y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después. No estropees mis planes, queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí.

Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: Jesús en Vos Confío. Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices: Jesús en Vos Confío, no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo, Yo te amo.

Continúa diciéndome a toda hora: Jesús en vos confío. Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles, Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte quitarte la Paz; confía tan solo en Mí, abandónate en mí. Así que no te preocupes, hecha en Mí todas tus angustias y duerme tranquilamente. Dime siempre: Jesús en Vos confío y verás grandes milagros.

Te lo prometo por mi Amor. Jesús

martes, 23 de junio de 2009

lunes, 22 de junio de 2009

Cierre del Año Paulino - La Armadura del Cristiano (Ef 6, 10)


Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.


Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

jueves, 18 de junio de 2009

lunes, 15 de junio de 2009

El Corazón de Jesus, para la Madre Teresa


“El Corazón de Jesús es un corazón abierto.

Pasen su tiempo en él.”




"El Sagrado Corazón de Jesús nos revela la profundidad, la altura y la amplitud de compasión de Dios, de su amor misericordioso hacia nosotros. Vivamos conscientes de la constante presencia de Dios en nosotros, transformándonos en verdaderos testigos de su Amor en el mundo de hoy. “


“Jesús dice: Vengan a mi todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré. Él es amable y se supone que ustedes son amables portadores de su amor, apóstoles del Sagrado Corazón. Cuando cometan un error ese error será perdonado y olvidado si se lo presentan al Sagrado Corazón. Vayan al altar de Dios y traten de estar a solas con él lo más que puedan, de tal manera que puedan escucharlo cuando les hable en el silencio del corazón.”



“El Corazón de Jesús, traspasado por amor, nos recuerda la gran oportunidad que tenemos cada día de recibir el Cuerpo de Cristo y su preciosa Sangre en la Eucaristía. El Corazón de Jesús fue herido por hechos crueles. El Corazón de Jesús ha sido traspasado por nuestras faltas.”


“Nuestro Señor le dijo a santa Margarita María Alacoque, quien promovió la devoción al Sagrado Corazón, que lo que más le hirió fue el ser abandonado por aquellos que había elegido como sus discípulos. Nosotros también lo abandonamos cuando dejamos de amar.”


“Para llegar a ser santos debemos sufrir mucho, porque para amar mucho debemos sufrir mucho. El sufrimiento engendra amor, y también engendra vida en los corazones.”


“El Corazón de Jesús es un corazón abierto.

Pasen su tiempo en él.”

martes, 9 de junio de 2009

Adoración Eucarística Jueves 11 de Junio

"Un mensaje del corazón de Jesús" por Sor Josefa Menéndez


Yo soy el amor. Mi Corazón no puede contener la llama que constantemente le devora. Yo amo a las almas hasta tal punto, que he dado la vida por ellas.

Por su amor he querido quedarme prisionero en el Sagrario
, y hace veinte siglos que permanezco allí noche y día, oculto bajo las especies de pan, escondido en la hostia, soportando por amor, el olvido, la soledad, los desprecios, blasfemias, ultrajes y sacrilegios.

El amor a las almas me impulsó a dejarles el sacramento de la Penitencia, para perdonarles, no una vez, ni dos, sino cuantas veces necesiten recobrar la gracia. Allí las estoy esperando; allí deseo que vengan a lavarse de sus culpas no con agua, sino con mi propia Sangre.

En el transcurso de los siglos, he revelado de diferentes modos mi amor a los hombres y el deseo que me consume de su salvación. Les he dado a conocer mi propio Corazón. Esta devoción ha sido como una luz que ha iluminado al mundo y hoy es el medio de que se valen para mover los corazones, la mayor parte de los que trabajan por extender mi Reino.

Ahora quiero algo más; sí, en retorno del amor que tengo a las almas, les pido que ellos me devuelvan amor; pero no es éste mi único deseo: quiero que crean en mi misericordia, que lo esperen todo de mi bondad, que no duden nunca de mi perdón.

Soy Dios, pero Dios de Amor.
Soy Padre, pero Padre que ama con ternura, no con severidad. Mi Corazón es infinitamente santo, pero también infinitamente sabio; conoce la fragilidad y miseria humana, y se inclina hacia los pobres pecadores con misericordia infinita.

Sí, amo a las almas después que han cometido el primer pecado si vienen a pedirme humildemente perdón... ¡Las amo después de llorar el segundo pecado, y si esto se repite no un millar de veces sino un millón de millares, las amo, las perdono y lavo con mi misma Sangre el último pecado como el primero!

No me canso de las almas y mi Corazón está siempre esperando que vengan a refugiarse en mí. Tanto más cuanto más miserables sean.

¿Acaso no tiene un padre más cuidado del hijo enfermo que de los que gozan buena salud? ¿No es verdad que para aquél es mucho mayor su ternura y solicitud? De la misma manera, mi Corazón derrama con más largueza su ternura y compasión sobre los pecadores que sobre los justos.

Esto es lo que quiero explicar a las almas; Yo enseñaré a los pecadores que la misericordia de mi Corazón es inagotable, a las almas frías e indiferentes, que mi Corazón es fuego y fuego que desea abrasarlas porque las ama; a las almas piadosas y buenas que mi Corazón es el camino para avanzar en la perfección y por él llegarán con seguridad, al término de la bienaventuranza. Por último, a las almas que me están consagradas, a los sacerdotes, a los religiosos, a mis almas escogidas y preferidas, les pediré una vez más, que me den su amor y no duden nunca del mío; pero sobre todo, que me den su confianza y no duden de mi misericordia. ¡Es tan fácil esperarlo todo de mi Corazón!