Mostrando las entradas con la etiqueta Frases. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Frases. Mostrar todas las entradas

lunes, 21 de febrero de 2011

«Todo es posible al que tiene fe»






«Si vuestra fe fuera como un grano de mostaza..., nada os sería imposible» (Mt 17,20). Todo lo podemos por la oración: si no recibimos es que hemos tenido poca fe, o que hemos orado poco, o que sería malo para nosotros que nuestra petición fuera atendida, o que Dios nos da alguna cosa mejor que lo que hemos pedido. Pero jamás dejaremos de recibir lo que pedimos por ser la cosa demasiado difícil de obtener: «Nada os sería imposible».

No dudemos en pedir a Dios incluso las cosas más difíciles, como es la conversión de grandes pecadores, de pueblos enteros. Pidámosle, pues, incluso aquellas cosas que creemos son las más difíciles, con la certeza de que Dios nos ama apasionadamente y que cuanto mayor es el don más desea hacerlo el que ama apasionadamente; pero pidámoslo con fe, con insistencia, con constancia, con amor, con buena voluntad. Y estemos seguros que si pedimos así y con mucha constancia, seremos escuchados y recibiremos la gracia pedida o una todavía mejor. Pidamos, con osadía, a nuestro Señor las cosas más imposibles de alcanzar cuando son para su gloria, y estemos seguros que su Corazón nos las concederá tanto más cuanto ellas parecen humanamente imposibles; porque dar lo imposible al que ama es agradable a su Corazón, y ¡cuánto nos ama él!

Beato Carlos de Foucauld (1858-1916)

jueves, 16 de diciembre de 2010

Es preciso pasar por el desierto y permanecer en él para recibir la gracia de Dios; es allí donde uno se vacía, donde uno echa fuera de sí todo lo que no es Dios y vacía completamente esta pequeña casa de nuestra alma para dejar todo el espacio para Dios solo... Es un tiempo de gracia, es un período por el que toda alma que quiere dar frutos debe necesariamente pasar. Le es necesario ese silencio, ese recogimiento, ese olvido de todo lo creado, en medio de los cuales Dios establece su reinado y forma en ella el espíritu interior: la vida íntima con Dios, el diálogo del alma con Dios en la fe, la esperanza y la caridad. Más tarde el alma dará frutos en la medida exacta en que el hombre interior se habrá formado en ella (Ef 3,16)...

Mirad a san Pablo, san Benito, san Patricio, san Gregorio Magno, y tantos otros, ¡qué largos tiempos de recogimiento y de silencio! Subid más arriba: mirad a san Juan Bautista, mirad a Nuestro Señor. Nuestro Señor no tenía necesidad de ello, pero quiso darnos ejemplo.

Sólo se da lo que se es y lo que se tiene en esta soledad, en esta vida solo con Dios solo, en ese recogimiento profundo del alma que lo olvida toda para vivir sola en unión con Dios, y Dios se da enteramente todo aquel que se da enteramente a él. Daos enteramente a él solo... y se os dará enteramente...

Beato Carlos de Foucauld (1858-1916)

viernes, 10 de diciembre de 2010

"Mi Señor Jesús, tú, cuyo amor por mí ha sido tan grande como para hacerte descender del cielo para salvarme. Amado Señor, muéstrame mi pecado, muéstrame mi indignidad, enséñame a arrepentirme sinceramente, perdóname según tu
misericordia. Te pido, mi amado Salvador, que vuelvas a tomar posesión de mí mismo. Sólo tu gracia puede hacerlo; no puedo salvarme a mí mismo; soy incapaz de recobrar lo que he perdido. Sin ti, no puedo girarme de nuevo hacia ti, ni complacerte. Si cuento con mis propias fuerzas, iré de mal en peor, desfalleceré completamente, me endureceré en mi indigencia. Haré que el centro de mi vida sea yo en lugar de ser tú. En lugar de adorarte a ti adoraré a algún ídolo modelado por mí mismo, si tú no lo evitas con tu gracia, tú, mi único y verdadero Dios y Creador,¡Escúchame, oh mi querido Señor! He vivido ya bastante tiempo en ese estado fluctuante, indeciso y mediocre; quiero ser tu fiel servidor, no quiero pecar más. Sé misericordioso conmigo, haz que, por tu gracia, me sea posible llegar a ser ese que debería ser."

Beato John Henry Newman
(1801-1890)

lunes, 20 de septiembre de 2010

"No se enciende una lámpara para cubrirla con un recipiente"

«Cristo, escribe un Padre de la Iglesia [San Juan Crisóstomo], nos ha dejado como lámparas en este mundo...; para que actuemos como levadura...; para que seamos semilla; para que demos fruto. Si nuestra vida tuviera el resplandor que debiera, no habría necesidad ni de que abriéramos la boca. Con solo nuestras obras, las palabras sobrarían. No habría ni un pagano si verdaderamente fuéramos cristianos».

Debemos evitar el error de creer que el apostolado se reduce a algunas prácticas piadosas. Tú y yo somos cristianos, pero al mismo tiempo y sin solución de continuidad, somos ciudadanos y trabajadores con obligaciones muy precisas que debemos cumplir de manera ejemplar si de verdad queremos santificarnos. Es Jesucristo quien nos acucia: «Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo» (Mt 5,14-16).

El trabajo profesional, cualquiera que sea, llega a ser una lámpara que alumbra a vuestros colegas y amigos. Por eso tengo la costumbre de repetir...:¡qué me importa que me digan de fulano que es un buen hijo, un buen cristiano, si no es un buen zapatero! Si no se esfuerza en aprender bien su oficio y ejercerlo cuidadosamente, no podrá santificarlo ni ofrecerlo al Señor. Y la santificación del trabajo diario es, por decirlo de alguna manera, la bisagra de la verdadera espiritualidad para todos nosotros que, sumergidos en la realidades temporales, hemos decidido tratar con Dios.

San José María Escrivá de Balaguer (1902-1995)


martes, 7 de septiembre de 2010

El silencio y la oración


«Jesús subió a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios»


Los contemplativos y los ascetas de todos los tiempos, de todas las religiones, han buscado siempre a Dios en el silencio, la soledad de los desiertos, de los bosques, de los montes. Jesús mismo vivió cuarenta días en perfecta soledad, pasando largas horas hablando de corazón a corazón con el Padre, en el silencio de la noche.

También nosotros estamos llamados a retirarnos, de manera intermitente, en un profundo silencio, en la soledad con Dios. Estar solos con él, no con nuestros libros, nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, sino en una perfecta desnudez interior: permanecer en su presencia –silencioso, vacío, inmóvil, en actitud de espera.

No podemos encontrar a Dios en medio del ruido, la agitación. Fijémonos en la naturaleza: los árboles, las flores, la hierba de los campos, crecen en silencio; las estrellas, la luna, el sol, se mueven en silencio. Lo esencial no es lo que podamos decir a Dios, sino lo que Él nos dice, y lo que dice a los otros a través nuestro. En el silencio Él nos escucha; en el silencio, habla a nuestras almas. En el silencio nos concede el privilegio de oír su voz:

Silencio de nuestros ojos.
Silencio de nuestros oídos.
Silencio de nuestras bocas.
Silencio de nuestros espíritus.
En el silencio del corazón,
Dios hablará.

Beata Teresa de Calcuta
(1910-1997)


martes, 17 de agosto de 2010

Dejarlo todo para seguir a Cristo

En verdad es una gran cosa «dejarlo todo», pero hay una cosa todavía más grande que es «seguir a Cristo» porque, tal como nos lo enseñan los libros, son muchos los que lo han dejado todo pero no han seguido a Cristo. Seguir a Cristo es nuestra tarea, nuestro trabajo, en esto consiste lo esencial de la salvación del hombre, pero no podemos seguir a Cristo si no abandonamos todo lo que nos impide seguirle. Porque «sale contento como un héroe» (sal 18,6), y nadie puede seguirle si lleva una pesada carga.

«He aquí, dice Pedro, que nosotros lo hemos dejado todo», no solamente los bienes de este mundo sino también los deseos de nuestra alma. Porque no lo ha dejado todo el que sigue atado aunque sólo sea a sí mismo. Más aún, de nada sirve haber dejado todo lo demás a excepción de sí mismo, porque no hay carga más pesada para el hombre que su propio yo. ¿Qué tirano hay más cruel, amo más despiadado para el hombre que su voluntad propia?... Por consiguiente, es preciso que abandonemos nuestras posesiones y nuestra voluntad propia si queremos seguir a aquel que no tenía «donde reclinar la cabeza» (Lc 9,58), y que ha venido «no para hacer su voluntad, sino la voluntad del que le ha enviado» (Jn 6,38).

San Pedro Damián (1007-1072)

lunes, 16 de agosto de 2010

Cuanto más te separes de las cosas de la tierra,
más te acercarás a las del cielo
y más encontrarás las riquezas de Dios.
El que sabrá morir a todo, encontrará vida en todo.
Apártate del mal, haz el bien, busca la paz (Sl 33,14).
El que se queja o murmura no es nada perfecto, ni tan sólo buen cristiano.
Es humilde el que se esconde en su propia nada y sabe abandonarse a Dios.
Es pacífico el que sabe soportar al prójimo y soportarse a sí mismo.
Si quieres ser perfecto, vende tu voluntad y dala a los pobres de espíritu,
después vuélvete hacia Cristo para obtener de él la suavidad y la humildad,
y síguele hasta el Calvario y el sepulcro.

San Juan de la Cruz

miércoles, 4 de agosto de 2010

«Mujer, qué grande es tu fe»


«¡Ten compasión de mí, Hijo de David!». Es un grito de auxilio de una fuerza inmensa... Es un gemido que viene como de una profundidad sin fin. Sobrepasa en mucho la naturaleza, es el Espíritu Santo quien debe proferir este gemido en nosotros (Rm 8,26)... Pero Jesús le dice: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel»... Pero, ¿qué ha hecho ella al ser así perseguida? ... Ha penetrado de manera todavía más profunda en el abismo. Abajándose, humillándose, ha mantenido la confianza y ha dicho: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos».

¡Ojalá también vosotros llegarais a penetrar de manera tan veraz en el fondo de la verdad, no a través de sabios comentarios, de grandes palabras, o con los sentidos, sino desde el verdadero fondo de vosotros mismos! Ni Dios, ni ninguna criatura podrá apretaros, anonadaros, si permanecéis en la verdad, en confiada humildad. Os podrán hacer soportar afrentas, menosprecios, repulsas, pero permaneceréis firmes en la perseverancia, y os adentraréis todavía más profundamente, animados de entera confianza y veréis aumentar todavía más vuestro celo. Todo depende de eso, y el que llega a ese punto, éste sale vencedor. Estos y sólo estos caminos conducen, en verdad y sin parada intermedia, hasta Dios. Pero perseverar hasta ese alto grado de humildad, con perseverancia, con entera y verdadera certeza, como lo hizo esta pobre mujer, son pocos los que llegan a él.

Juan Taulero (hacia 1300-1361), Dominico.

martes, 6 de julio de 2010


"El amor humano necesita ser purificado,
madurar y también ir más allá de sí mismo
y poder llegar a ser plenamente humano
para ser principio de una alegría verdadera y duradera".

domingo, 27 de junio de 2010



Ama a Jesucristo.Hasta tu último suspiro ve apasionándote cada día más por su adorable persona.Estudia, escruta, indaga, expón sin descanso a ti mismo y a los demás, hasta saberlo de memoria, mejor dicho, hasta asimilarte a El, perderte en El.

Que El sea enteramente y cada día más el centro de tus pensamientos, el vínculo de tus conocimientos, el fin práctico de cualquiera de tus estudios. Hazlo el objeto moralmente único, el argumento soberano, el arma triunfadora de tu apostolado... como el hombre lleno y poseído de Jesucristo, como el hombre que a propósito o fuera de él, si fuera posible, hable sin cansarse de Jesucristo y hable de la abundancia de Corazón.

San Alberto Hurtado S.J.


miércoles, 26 de mayo de 2010

San Felipe Neri



"Un hombre sin oración es un animal sin razón"

"Quien quiera algo que no sea Cristo,
no sabe lo que quiere;
quien pida algo que no sea Cristo,
no sabe lo que pide;
quien no trabaje por Cristo,
no sabe lo que hace"

"Como es posible que alguien que cree en Dios
pueda amar algo fuera de Él".

"¿Oh Señor que eres tan adorable
y me has mandado a amarte,
por qué me diste tan solo un corazón
y este tan pequeño?"


San Felipe Neri

jueves, 29 de abril de 2010

Santa Catalina de Siena


"Muero de pasión por la Iglesia"



Teniendo a Dios como amigo,

vivirás en la luz de la fe,

con esperanza y fortaleza,

con verdadera paciencia y perseverancia,

todos los días de tu vida

Nunca estarás solo,

y nunca temerás a nadie ni a nada,

porque encontrarás tu seguridad en Dios.

Gracias, Padre Eterno, gracias.

Tú no me has abandonado a mí, que soy la obra de tus manos

Tú no me has dado vuelta la cara,

ni has despreciado mis sentimientos.

Tú que eres la Luz, has aceptado mi oscuridad.

Tú, el gran médico, has sanado mis enfermedades.

Tú que eres la Vida, no me has dejado morir.

Tú que eres la Sabiduría, no te has ido a causa de mi necedad.

Tú, al contrario, me has rodeado

de Tu bondad y de Tu Amable Misericordia

y me has nutrido

con el amor por Ti y por el Prójimo.

Gracias Padre Eterno, gracias.

Amen.

Santa Catalina de Siena

viernes, 26 de marzo de 2010

AMAME TAL COMO ERES

Conozco tu miseria, conozco los combates y las preocupaciones de tu alma, la fragilidad y las enfermedades de tu cuerpo, conozco tu cobardía, tus pecados, tus desfallecimientos. Pero a pesar de todo te digo:

DAME TU CORAZON, AMAME TAL COMO ERES.

Si esperas a ser un ángel para amarme, no me amarías jamás.

Aún cuando recayeres a menudo en las mismas faltas, que quisieras no cometer nunca,

aún cuando seas un cobarde en la práctica de la virtud,

NO DESEO QUE ME NIEGUES TU AMOR.

Ámame, tal como eres: a cada instante, y en cualquier situación en que te encuentres:

en el fervor o en la aridez espiritual, en la fidelidad, y hasta en la misma infidelidad.

Ámame, tal como eres.

QUIERO EL AMOR DE TU CORAZON.

Si para amarme esperas a ser perfecto, no me amarías nunca.

¿No podría Yo con el menor designio de mi voluntad, hacer surgir de la nada miles de santos,

mil veces más perfectos y más encendidos en amor que los que he creado?

¿No soy Yo el OMNIPOTENTE?

Hijo mío, DEJAME QUE TE AME.

Quiero tu corazón. Quiero formarte, pero mientras tanto,

TE AMO COMO ERES.

Y anhelo que tú hagas lo mismo: deseo ver, desde el fondo de tu miseria, elevarse y crecer tu amor.

AMO EN TI HASTA TU MISMA DEBILIDAD.

Amo el amor de los imperfectos.

Quiero que, desde tu indigencia, se eleve continuamente este grito: "Señor te amo".

Es el canto de tu corazón que más me agrada. ¿Necesito acaso de tu ciencia, de tus talentos?

No son virtudes lo que busco. Si te las concediera, tu amor propio pronto las debilitaría.

Por ello no te inquietes. Acepto de tí lo poco que tienes.

Yo te he creado para el amor.

¡AMA! El amor te impulsará a realizar lo que tengas que hacer, aún sin que lo pienses.

No pretendas otra cosa sino llenar de amor el momento presente.

Hoy ME TIENES A LA PUERTA DE TU CORAZON COMO UN MENDIGO, A MI, TU DIOS-

Llamo y espero. apresúrate a abrirme. No alargues tu miseria.

Si conocieras plenamente tu indigencia, morirías de dolor.

LO UNICO QUE PUEDE HERIRME EL CORAZON SERA

VERTE DUDAR Y NO TENER CONFIANZA.

Quiero que pienses en mí cada instante del día y de la noche.

No hagas nada, ni la acción más insignificante, si no es por amor.

Cuando tengas que sufrir Yo te daré mi gracia. Tú me has dado el amor.

Yo te daré un amor tan grande como jamás podrías soñar.

Pero no te olvides: AMAME, TAL COMO ERES.

Y no esperes ser santo para entregarte al Amor. De lo contrario, no amarás jamás.

Yo soy tu Padre y tu Dios, solo quiero que seas Feliz, por eso te pido: AMAME TAL COMO ERES.

sábado, 20 de marzo de 2010


La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózala.
La vida es un misterio, devélala.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es una aventura, vívela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.

Madre Teresa

lunes, 1 de marzo de 2010

Frases: "El Amor" - 2


El amor de Dios y el amor al prójimo son dos hojas de una puerta

que sólo pueden abrirse y cerrarse juntas. Sören Kierkegaard


Que tu lema sea: El Amor me ha conquistado, sólo El puede poseer mi corazón.

Santa Margarita María Alacoque


El amor sólo en Jesucristo se ha de poner y no en cosas perecederas y terrestres,

y desear sólo que se haga en todo la voluntad de Dios.

Santo Hermano Pedro de San José de Betancur


La calificación primaria del misionero no es el amor por las almas,

sino el amor por Cristo. Vance Havner


El conseguir el perdón de Dios es la necesidad mas urgente de cada persona en la tierra.

Norm Lewis


El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor.

San Juan Evangelista


En el camino del amor divino nunca se puede decir «Basta»

P.Pio de Pietralcina


Lo acepto todo por amor de Dios,

aun toda esa clase de pensamientos extravagantes que me asaltan.

Santa Teresita del Niño Jesús


Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.

Autor desconocido


Nuestra búsqueda de Dios nos causará identificarnos con el trabajo que Él nos ha entregado.

Norm Lewis


Nuestro amor para con Dios es probado por esto: ¿lo buscamos a Él, o buscamos sus dones? Madame Guyón


¡Oh soy feliz. Pues puedo decir con verdad, que el único amor de mi corazón ha sido El.

Santa Teresa de los Andes


“¡Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado amarte,

¿por qué me diste un solo corazón y tan pequeño?. San Felipe Neri


Pido a Jesús que me atraiga a las llamas de su amor.

Santa Teresa de Avila


Recibimos todo gratuitamente, damos todo gratuitamente, sólo por amor a Dios.

Nuestra vida de pobreza es tan necesaria como nuestro trabajo mismo.

Beata Madre Teresa de Calcuta


¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y... no me he vuelto loco?

San Josemaría Escrivá de Balaguer


Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre:
un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti,
que te imite y que te complazca.
San Ambrosio

Si alguno dice 'amo a Dios' y odia a su hermano, es un mentiroso;

porque quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve (1 Jn 4,20)


Si Dios es amor..., ama a Dios el que ama el amor..., y ama al amor el que ama al hermano... Cuando amamos al hermano con amor verdadero..., le amamos con un amor que viene de Dios... Y el que no ama al hermano, no está en el amor..., y el que no está en el amor no está en Dios porque Dios es amor... San Agustín de Hipona


Si quieres amar a Cristo..., extiende tu amor a todo el mundo..., porque los miembros de Cristo están por todo el mundo... San Agustín de Hipona


Si supieras cuán dulce es amar a Dios, ningún trabajo os parecería intolerable en razón de conseguir este amor. Santa Margarita María Alacoque


Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva... ¡Tarde te amé!
Tú estabas dentro de mí y yo fuera..., y por fuera te buscaba... San Agustín

Todo acto de amor es un escalón hacia el amor de Dios. Platón

Todo el bien que hagamos, hay que hacerlo por amor a Dios, y el mal que evitemos hay que evitarlo por amor de Dios. San Francisco de Sales


Todos los lazos y cadenas son rotos fácilmente por el amor de Dios. San Jerónimo



sábado, 20 de febrero de 2010

Llamados a la santidad


¿Cuál es la voluntad de Dios respecto a nosotros? Debes ser santo. La santidad es el don más grande que Dios nos puede hacer porque nos ha creado para este fin. Para aquel o aquella que ama, someterse es más que un deber: es el secreto mismo de la santidad.

Como lo recordaba san Francisco, cada uno de nosotros es lo que es ante de los ojos de Dios, nada más ni nada menos. Todos somos llamados a ser santos. Y no hay nada de extraordinario en esta llamada. Todos hemos sido creados a imagen de Dios a fin de amar y ser amados. Jesús desea nuestra perfección con un indecible ardor. «Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación» (1Tes 4,3). Su Sagrado Corazón desborda de un deseo insaciable de vernos progresar hacia la santidad.

Cada día debemos renovar nuestra decisión de elevarnos a un fervor cada vez mayor, como si se tratara del primer día de nuestra conversión, diciendo: «Ayúdame, Señor Dios mío, en mis buenas resoluciones para tu santo servicio, y dame hoy mismo la gracia de empezar verdaderamente, porque lo que he hecho hasta hoy no es nada». No podemos ser renovados si no tenemos la humildad de reconocer lo que nos falta para ser santos.


Beata Teresa de Calcuta (1910-1997)




jueves, 28 de enero de 2010

Frases: "El Amor"


A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición. San Juan de la Cruz


Ama a Jesús generosamente. Ámale confiadamente y sin mirar hacia atrás, sin temor. Entrégate totalmente a Jesús … Desea amarle mucho y amar el amor que no es amado. Beata Madre Teresa de Calcuta


Amar a Dios es complacerle, y no vale la pena preocuparse por el resto, sabiendo que Dios tendrá cuidado de nosotros más de lo que se puede decir o imaginar.Padre Pío


Amar a Dios es servirle. Servirle en todo momento, en cualquier persona y en todo lugar.

Gonga


Amar a Dios y servirle... Amor saca amor. Santa Teresa de Ávila


Amemos a Dios y adorémosle con corazón sencillo y espíritu puro, que eso busca él por encima de todo. San Francisco de Asís


Basta amar al Santo de los Santos, para llegar a ser santos. Santa Margarita María Alacoque


Bienaventurado es, Señor, el que te ama a Ti, al amigo en Ti, y al enemigo por Ti... San Agustín de Hipona


¿Cómo es posible que alguien que ama a Dios pueda amar algo fuera de él?. San Felipe Neri


De ahora en adelante sólo a ti te amo..., sólo a ti quiero estar unido..., es a ti a quien busco..., a quien quiero servir... Porque sólo tú eres mi Señor y yo quiero pertenecer solamente a ti... San Agustín de Hipona


Dejémonos transformar en Jesús por la fuerza de su amor y su compasión cfr. F, 57. San Francisco de Asís


Dios mío, te amo, pero... ¡enséñame a amar! San Josemaría Escrivá de Balaguer


Dios no encuentra sitio en nosotros para derramar Su amor, porque estamos llenos de nosotros mismos. San Agustín de Hipona.


El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa. San Juan de la Cruz


El alma que está enamorada de Dios es un alma gentil, humilde y paciente. San Juan de la Cruz



Fuente: www.pensamientos.org