lunes, 26 de abril de 2010



Espíritu Santo,

eres el alma de mi alma,

te adoro humildemente.

Ilumíname, fortifícame,

guíame, consuélame.

Y en cuanto corresponde al plan

del eterno Padre Dios,

revélame tus deseos.

Dame a conocer

lo que el Amor Eterno desea en mí.

Dame a conocer

lo que debo realizar.

Dame a conocer

lo que debo sufrir.

Dame a conocer

lo que silencioso,

con modestia y en oración,

debo aceptar, cargar y soportar.

Sí, Espíritu Santo,

dame a conocer tu voluntad

y la voluntad del Padre.

Pues toda mi vida

no quiere ser otra cosa

que un continuado y perpetuo SI

a los deseos y al querer

del eterno Padre Dios.

Amén.



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