viernes, 20 de julio de 2007

Pedre José Kentenich

"DILEXIT ECCLESIAM - AMÓ A LA IGLESIA"

Nació el 18 de noviembre de 1885 en Gymnich, cerca de Colonia (Alemania), por dificultades económica su madre debió trabajar fuera de su casa y el pequeño José creció con sus abuelos. En su infancia estuvo dos veces en peligro de muerte; en la segunda de ellas, a los tres años, comenzó a manifestar su carácter rebelde y obstinado, ya que mientras médicos, amigos y familiares le daban pocas posibilidades de vida, despertó del coma para decir “no voy a morir” y volvió a entrar en coma. Debido a la pobreza su madre no pudo ocuparse personalmente de su educación, a los nueve años lo llevó al Orfanato de Oberhausen y frente a la Santísima Virgen se lo entregó en guarda, José hizo suya esta Consagración y se entregó sin retaceos a María, que a partir de allí se le manifestó como Madre y Educadora además de Mediadora de Gracias y Bendiciones para su vida. Fue ordenado sacerdote el 8 de julio de 1910. En octubre de 1912 fue designado Director Espiritual del seminario menor de los Palotinos en Schöenstatt, cerca del Rin, y en 1914 les propuso a los Seminaristas imitar la Consagración que Bartolo Longo había realizado en Pompeya ante la Virgen y que había concluido en el Santuario Mariano del lugar; el enigma planteado fue: “¿no podría suceder algo semejante también en Schoenstatt?”. En la Capillita de San Miguel y con la ayuda de los estudiantes se preocupó en preparar el sito para que se estableciera la Virgen, y el 18 de octubre de 1914 en la plática diaria les comunicó su “secreta idea predilecta”; los estudiantes hicieron suya la idea del Director Espiritual y realizaron juntos se Alianza de Amor con la Santísima Virgen, lo que puso los fundamentos de su Obra: la Familia de Schönstatt. En los años que siguieron formó las comunidades sacerdotales y laicales que la componen, y a partir de 1926 fundó los diferentes Institutos Seculares de Schönstatt, que siguieron la enseñanzas del Padre Kentenich con la guía:
NADA SIN TI NADA SIN NOSOTROS”.

Fue detenido por la Gestapo en septiembre de 1941 y pudiendo evitar esa detención, la aceptó como Sacrificio en pro del Movimiento, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el 6 abril de 1945. Allí consolidó su Obra y le dio alcances internacionales. A partir de 1949 la Iglesia sometió a prueba a la Obra de Schönstatt, y la mayor parte de esos años los pasó el Fundador en Milwaukee (EE. UU.). En Navidad de 1965 y luego de una entrevista personal con S.S. Pablo VI y luego de participar en las últimas sesiones del Concilio Vaticano Segundo, regresó a Schönstatt y sin atender a su avanzada edad, se dedicó con todas sus energías a la dirección de su Obra, extendida por todo el mundo. Inesperadamente, en plena labor sacerdotal, lo llamó Dios a la Patria Eterna el 15 de septiembre de 1968, luego de celebrar la Santa Misa el día de la Fiesta de los Siete Dolores de la Virgen; falleció en la Sacristía de la Iglesia de la Adoración, Monte Schoenstatt, donde había celebrado su Primera Misa. Fue sepultado el ese mismo lugar y en su tumba se lee: “DILEXIT ECCLESIAM”, que resume toda su vida y misión.

Lo más característico de su personalidad fueron los rasgos de una paternidad singular y sobrenatural, que Dios le regaló en forma especial. Lo capacitó con extraordinarias dotes naturales y abundantes dones sobrenaturales para realizar su misión específica para la Iglesia actual y del futuro. Todos los éxitos los atribuyó al poder de la Madre, Reina y Victoriosa Tres Veces Admirable de Schönstatt, y su gran anhelo era anunciar la grandeza de la Madre de Dios y formar nuevos hombres y comunidades, en los que resplandeciera la presencia y la imagen de María. Empleó toda la fuerza y la atracción de su personalidad, en conducir a la personas que se le confiaron, hacia la cercanía de Dios, hacia el abandono total a la Santisima Trinidad. Totalmente arraigado en el Más Allá, y siempre atento a lo presente, interpretaba proféticamente los signos de Dios en la Iglesia y en el mundo. Las palabras "Dilexit Ecclesiam" (Amó a la Iglesia) que eligió como epitafio, son las que mejor resumen el sentir más profundo de quien fue Padre y Fundador de la Familia de Schönstatt.

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