Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración...
La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón...
Solo quiero ser un fraile que reza...
El tiempo transcurrido en glorificar a Dios y en cuidar la salud del alma, no será nunca tiempo perdido.
No hay tiempo mejor empleado que el que se invierte en santificar el alma del prójimo.
Una sola cosa es necesaria: consolar tu espíritu y amar a Dios.
Dulce es el yugo de Jesús, liviano su peso, por lo tanto, no demos lugar al enemigo para insinuarse en nuestro corazón y robarnos la paz.
La clave de la perfección es el amor. Quien vive de amor, vive en Dios, pues Dios es amor, como dice el Apóstol.
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